viernes, 24 de agosto de 2012

Gojira, L'Enfant sauvage (2012)




Corría el verano de 2009, cuando en el Sonisphere de Barna actuaban, entre otras grandes bandas, unos tales Gojira. No los conocía de nada y de verdad que me gustó mucho su energética puesta en escena, pero el día fue muy largo y después del festival no me preocupé en saber más de ellos. Más adelante escuché algún tema suelto y me parecieron un grupo de estilo Groove/Metalcore, algo pesado y repetitivo, tipo Lamb of God (grupo que una vez escuchadas tres canciones, ya están escuchadas todas). ¡Madre mía, tengo unas primeras escuchas que son para enmarcar! ¿Podía estar más equivocado? ¡Estos tíos son unos putos genios! Estos chavales, y  digo chavales por que todos se mueven en los treinta y tantos, son unas bestias musicales, súper originales, contundentes, expeditivos, melódicos, sobraditos de técnica, vamos que lo tienen todo.

En esta ocasión la crítica que voy a realizar es un poco atípica, en el sentido que yo los he descubierto por su último disco, osease que no puedo comparar con sus trabajos anteriores, lo que me limita pero a la vez me da un plus para opinar sin prejuicios o ideas preconcebidas sobre lo que “debía” ser, o no, este disco. Antes que nada avisar que son un grupo especial, no apto para todos los públicos, son un simbionte que escupe Death/Groove/Modern Thrash/Progresivo, con furia y sutileza a partes iguales. Un grupo de esos que solo te deja dos posibilidades, o te encantan y los encuentras unos auténticos genios, o por el contrario no los tragas, no suelen haber medias tintas para música tan enrevesada. Algo similar a lo que te puede ocurrir con bandas como Nevermore, Opeth, Grip Inc, o Mastodon, entre otros.

Lo primero que llama la atención de “L’Enfant Sauvage” es la portada, sencilla pero explícita, toda una declaración de intenciones. La silueta de un busto humano al que le crece una especie de árbol por dentro, reflejo de la filosofía del grupo, sus letras están enfocadas hacia la espiritualidad, el desarrollo como personas y la relación del ser humano con la naturaleza. Vamos al disco.

“L’Enfant Sauvage” arranca con Explosia, título que pienso va con segundas, pues el primer tema es una auténtica explosión sónica. Nos engullen unas guitarras con arrastres muy características, y un Go! del tremendo vocalista Joe Duplantier, que nos mete de lleno en el tema, con su hermano dándole cera al doble bombo desde buen inicio. La canción está dividida en tres partes, la segunda con riffs más estirados y Joe desgarrándose la garganta a lo Anders Fridén de In Flames, y una última parte instrumental que acaba a modo de fade out, inicio soberbio para entrar en materia.

Segundo tema, el que da título al disco, L’Enfant Sauvage, posee un riff muy a lo Mastodon y otra vez Joe desgañitándose con su característica voz agónica, ojo a las tensiones que consigue este temazo con los cambios de ritmo, al alcance de muy pocos, y a partir del minuto 3:00 atacan con una base de doble bombo y riff destructivo a lo Morbid Angel que pone los pelos de punta.
Seguimos con The Axe, otra auténtica maravilla, con una base rítmica de doble bombo atronador que aguanta perfectamente las guitarras vibrantes a lo Black Metal, tema denso, cargante, machacón. Las guitarras pesadas  de ultratumba vuelven a recordar y mucho a los Morbid Angel del “Domination” en adelante.
Pasamos a Liquid Fire, si hasta ahora todos los temas eran obras maestras, este posee un plus de genialidad, riffs increíbles, una batería súper dinámica y original, estrofas con voz robótica que nos recuerda al memorable “Focus” de Cynic…una auténtica maravilla!!!

Cuatro temazos seguidos que te han martilleado el cerebro a base de bien, todavía estás un poco K.O. después de tal descarga de furia, potencia y melodía, pensando en que cojones hacen estos tíos que te llega tanto. Pues ahora, para relajarte, una ida de olla de menos de dos minutos, íntegramente instrumental, The Wild Healer te va a dejar pasmado por ser tan sencilla como adictiva. A estas alturas ya vislumbras que estos tíos son muy, pero que muy grandes. Que tienes ante ti un material poco común, veneno dulce para tu sed de buen Metal.

Se desliza sutilmente esta The Wild Healer, y Gojira vuelve a atacar con un temazo de pegada total, Planned Obsolence, Brutal Death Metal por la vena, con un blast beat apoteósico, y cambio de Joe a voz “modo Satán”, seguido de su descanso melódico “habitual”, para el cual me quedo sin palabras, majestuoso! Volvemos al blast beat del inicio y terminamos con unas ambientales notas de teclado, buf!!! Gran canción para un tema de candente actualidad y que nos afecta a todos.

Vamos ahora a por Mouth of Kala, y yo aviso que me estoy quedando sin adjetivos, otro inicio “Morbidangelesco” seguido de buenas melodías vocales, tema a modo de montaña rusa, un tira y afloja entre los riffs atronadores y la melodía vocal, y un fin de tema expeditivo, menuda pegada! Con una contundencia que aplasta todo lo que encuentre por delante. Por si alguien todavía no se había dado cuenta, la producción es de cinco estrellas, sonar mejor se me antoja imposible.

The Gift of Guilt arranca con un riff pegadizo de cojones, guitarras punzantes a lo Machine Head, el tema  juega constantemente con el mega riff del inicio para los estribillos, en este tema Mario Duplantier se sale, con constantes cambios de ritmo y un control del plato rítmico y el doble bombo apabullantes.
Parece que a los “hermanitos” Cavalera les ha salido competencia, bueno, más que competencia, compañeros de batalla, ya que Joe participó como bajista, guitarra, y apoyo en las voces, en el disco “Inflikted” del proyecto Cavalera Conspiracy.

Toca un poco de reposo, Pain Is a Master arranca con un pasaje sombrío con voz femenina de fondo, poco más de un minuto dura la cosa hasta que vuelven a la carga con su brutalidad habitual, la adrenalina se dispara, a estas alturas la batería de Mario ya debe de estar incandescente, que animal! A partir de medio tema se cascan unos coros etéreos de esos que te transportan, puro placer para nuestros oídos.

Nos acercamos al final y ahora toca un tema especial, muy calmado, oscuro y gélido, pero maravilloso, solo apto para las mentes más abiertas. Born in Winter mantiene la esencia Gojira intacta y, aunque tiene algún momento en que parece que se va a desmadrar, consigue inmiscuirnos en una deliciosa calma tensa.

Lo bueno no puede ser eterno y toca acabar, que mejor manera que con The Fall, otra proeza musical, lo tiene todo, pasajes tenebrosos, potencia, melodía, las dos voces de Joe, el sempiterno doble bombo de Mario… que más se puede pedir.      

Los fans de Gojira sabrán si este disco cumple las expectativas y sigue una evolución musical correcta. Yo de momento he quedado tan hipnotizado y enganchado a este “L’Enfant Sauvage”, que voy para escucharme toda su discografía, porque vete tú a saber lo que me he estado perdiendo durante todo este tiempo. De momento ya le he echado un tiento al “The Way of All Flesh” y al “From Mars to Sirius”, y  he tenido suficiente para ver que “L’Enfant Sauvage” no es fruto de la casualidad, ya que sus predecesores pintan muy, pero que muy bien.

Llevaba tiempo que una banda no me transmitía tantas sensaciones, Gojira consiguen introducirte a base de riffs potentes y trabajadas melodías, en su propio universo musical, agobiante, colérico y  oscuro, a la vez que apacible, sutil e hipnótico. Te absorben con su música y te transportan hacia él. La última banda  que me causó tal impacto al descubrirlos fueron los geniales Nevermore (los descubrí tarde, con el “This Godless Endeavor”, y en tres semanas me sabía la discografía entera, vaya monstruos!) . Dadle una oportunidad a “L’Enfant Sauvage”, una obra de orfebrería que seguro no os va a defraudar.


          La nota ya os la podéis suponer no: 10/10, sin dudas.

         Os dejo con el vídeo L'Enfant sauvage:


TRACKLIST:
1. Explosia.
2. L'Enfant sauvage.
3. The axe.
4. Liquid fire.
5. The wild healer.
6. Planned obsolescence.
7. Mouth of Kala.
8. The gift of guilt.
9. Pain is a master.
10. Born in winter.
11. The fall.

LINEUP:
Joe Duplantier (Vocals, guitars).
Chistian Andreu (Guitars).
Mario Duplantier (Drums).
Jean-Michel Labadie (Bass).

jueves, 2 de agosto de 2012

Rage, Twenty One (21), (2012)


        Algo debe pasar en Alemania, será el clima (pero si pega mucha rasca), será la alimentación (si solo comen bratsburg y beben birra de cebada que parece que la estés mascando en vez de bebiendo), será su guapa presidenta (si la Merkel es un callo malcarado), sea como fuere algo pasa por allí que al igual que no les afecta la crisis económica, parece que jamás están en crisis de buen metal. Si no teníamos suficiente con el notable “Unbreakable” de Primal Fear y con el excelente “Phantom Antichrist” de Kreator, ahora toca el turno a este tremendo “21” de Rage, un verdadero clínic de cómo hacer buen heavy metal de corte clásico adaptado a los tiempos modernos y rozando por momentos la dureza del trash. Atrás queda definitivamente la época orquestal que Rage ya  había ido abandonando progresivamente en sus dos anteriores trabajos, decididos a hacer metal puro y duro, y de verdad que el resultado no podía ser mejor.
        El disco arranca con una breve intro para meternos en asunto sobre la temática conceptual del disco, un jugador perdedor y sus consiguientes consecuencias. Como en tantas otras veces la temática del disco no aporta demasiado y lo que realmente importa es el despliegue sonoro que se marcan los germanos. Así pues la acción comienza de verdad con el segundo tema que es el que da título al disco “Twenty One”, inicio de batería acompañado por un riff contundente y al lío, un gran tema de inicio, declaración de intenciones, muy cañero y melódico a la vez, como el resto de la obra, aquí ya cabalga el doble bombo de André Hilgers y lo seguirá haciendo durante el resto del disco, perfectas melodías en los estribillos y un primer solo fresco y con un puntillo psicodélico. “Forever Dead” vuelve a arrancar con percusión, una escala imposible y otra vez caña de la buena, quizás el corte más duro del disco, donde Peavy incluso intenta adoptar registros vocales algo más graves de lo habitual y de verdad que le queda fantástico, breve pero tremendo solo. Seguimos con “Feel my pain”, solo con el primer riff de inicio ya se te caen los pantalones al suelo, que genio Smolski.  Estribillo pegadizo de corte clásico, rompiendo un poco con el resto del tema que suena más actual. Pasamos a “Serial Killer”, quizás el mejor corte del disco, comienza con un grito de terror en la noche, una escala de bajo a la que sigue un potente riff acompañado por la voz más gutural que Peavy es capaz de poner. Este tema es un espectáculo, el estribillo no deja de retumbar en tu cabeza y Smolski se inventa un semi solo melódico prodigioso que se repite en dos ocasiones y que te deja sin aliento (véase minuto 3:40), este temazo demuestra el estado de gracia de Smolski y de la banda en general. De verdad que alucino cuando he leído a algunos fans pidiendo que Smolski abandone el grupo, bendita ignorancia musical.
Después de cuatro cortes con relativa velocidad, es turno ahora para “Psycho terror” un tema algo más cargado, quizás no sea la mejor canción del disco pero vale la pena escucharla hasta el final, cuando Peavy y compañía acaban con guitarra acústica y bastante cachondeo, tocando a lo cowboy en un bar del “lejano Oeste” para dar paso a “Destiny” un trayazo enorme, con André Hilgers martilleando el doble bombo a toda velocidad, con un estribillo melódico que le aporta el contrapunto al tema y con el enésimo solo genial de Smolski. En “Death romantic” nos encontramos la estructura al revés, el tema en si es más cargado y es en el estribillo donde nos encontramos con un aumento de velocidad y con Hilgers haciendo virguerías con los platos mientras cabalga con los pedales. “Black and white” es un temazo de competición 100% Rage, estrofa suave, caña de la buena y un estribillo de libro, de los que tarareas sin querer en el curro. Si vuelvo a decir que el solo es tremendo voy a parecer repetitivo, pero es que este tío es un monstruo ¡Que calidad, que virtuosismo, que melodía, que gancho! Solos breves pero perfectos, para quitarse el sombrero de verdad. Nos acercamos al final sin bajar el pistón, “Concrete wall” vuelve a moverse en unos derroteros trash/heavy y contiene cierto regusto añejo de los inicios de Rage cuando eran mucho más trasher que hoy en día. El breakdown es tremendo, y es que si Smolski está fino, que decir de Peavy y Higlers, perfectos en todas las bases rítmicas. No creo que a día de hoy haiga alguien que eche de menos a Terrana. Toca relajarse un poco después de tal descarga musical, “Eternally” comienza como un medio tiempo que acaba siendo una balada, Peavy sube sus agudos al máximo que le permiten sus cuerdas vocales en el estribillo, un buen cierre para un disco sobresaliente.
        Los amantes del heavy potente están de enhorabuena, Rage se ha sacado de la manga un discazo tremendo, combinando heavy clásico con pinceladas de trash y con una producción impoluta. La cosa es sencilla, los tíos son muy, muy, pero que muy buenos, y llevan muchos años dándole. Cuando no están tan inspirados te sacan un buen disco, pero cuando les toca la musa pueden sacar verdaderas obras maestras como este “Twenty One”.

        Nota: un merecidísimo 9,5/10.

TRACKLIST:
1.      House Wins
2.      Twenty One
3.      Forever Dead
4.      Feel my Pain
5.      Serial Killer
6.      Psycho Terror
7.      Destiny
8.      Death Romantic
9.      Black and White
10.      Concrete Wall
11.      Eternally

LINEUP:
Peter “Peavy” Wagner      (Vocals, Bass)
Victor Smolski                (Guitars, Keyboards)
André Higlers                  (Drums)